Recursos naturales, cobre, oro, litio, hidrocarburos, gas, vías navegables, entre otros. Pesca, agroindustria, ciencia y tecnología, satélites, climas y superficie privilegiada para más de 50 millones de argentinos. Industria en todas las actividades productivas, universidades de altísimo prestigio internacional. Una Argentina en paz con un continente aún no comprometido con guerras que, aunque están lejos, como el virus nos pueden alcanzar. Esto es parte de lo que somos capaces de desarrollar pensando en todos los argentinos. El gobierno del presidente Javier Milei tiende puentes para llegar al 2030 con un país que, de ponerse en marcha, podría exportar 150.000 millones de dólares, entre campo, energía, tecnología, minería; es decir incrementar un 50% su capacidad de negociar con el mundo. Muchos analizan que con este norte salimos y pagamos nuestras deudas y salvamos la patria. Es posible, sí que lo es.
La pregunta que me surge es si queremos ser Noruega, Nigeria o Angola. Estos tres países tienen recursos similares a los nuestros, pero son distintos con sus habitantes, con sus niños y niñas, con sus adultos, con los suyos. Desarrollo productivo, empleo, educación de nivel, salud, investigación tecnológica, frente a dos países africanos cuyas riquezas son extraídas y sus pueblos no avanzan, sino que se hunden en la miseria, en guerras, enfermedades, en un mundo en el que nadie desea vivir.
2024 fue un año de profundos cambios en nuestro país. Casi todos, por no decir todos los analistas, políticos y ciudadanos pensamos que debía hacerse un ajuste, ordenar la economía, que ni más ni menos permita vivir lo que se denomina cierta normalidad, con todos los argentinos adentro. Ajuste fiscal “más grande de la historia”, bajar la inflación a un dígito y tendencia a seguir ese rumbo, planchar el dólar, todo esto desde el Estado, no sin él.
Recesión profunda aún no finalizada, precio de la moneda que pasó de ser “excremento” a la moneda “más revaluada en el mundo”.
Precios valorados en dólar de $2.000 con uno que apenas roza los $1.200, que baja por intervención del Estado vendiendo 400 millones de dólares en un día. Inflación en dólares, donde se expresa que ganamos más en dólares, pero la vida y sus costos están en dólares. Los ingresos de hoy son casi similares a los ingresos de noviembre de 2023; no llegan a cubrir necesidades del mes.
2025 se dibuja sin presupuesto aun tan difícil como el 2024, con más desocupación que ocupa lugar destacado en las preocupaciones de consultoras de todo signo.
Quien tiene a cargo cientos de personas, filiales, atención de salud de miles de argentinos, se pregunta si este es el único camino. Mi respuesta es que definitivamente hay otro, en donde la carga esté mejor repartida y donde cada uno aporte según sus capacidades económicas y de recursos, no el camino que recorremos en estos días. Es un país rico pero está mal distribuida la riqueza.